19 de març 2010

surealismo en la buseta

Cada viernes llego tarde a clase. Y no es porque no me levante temprano, algo que se me escapa me hace demorar. Todos los viernes por la mañana me digo "has d'eixir abans de casa". No lo consigo. Me gusta echarle la culpa a que nunca pasa la buseta adecuada, y esta que encontré esta mañana, aunque demorada, sí era la propia (por utilizar vocablos locales). Era de esas todolujo acolochadas por todos los lados como las habitaciones donde encierran a los tarados de turno con camisa de fuerza, y la verdad, sólo nos faltaba la camisa de fuerza.

Tenía una estética decimonónica con tecnología de los 70. Obviamente, tenía una sola puerta para entrar o salir, por lo que me senté cerquita para ahorrarme la fregamenta de "con permiso...".

Yo andaba enmimismado pensando en cuánto me iban a odiar las niñas de fono por llegar tarde, y el odio extra por entregarles la matanza de examen que les hice. Sobre la 57 una mujer joven, rubia vestida informal, pagó juiciosamente y se sentó en primera fila, como yo cerca de la puerta. Yo escuchaba el último de el último de la fila "bailarás con los indios danzas guerreras que te aliviarán...". La señora, en la 50, sacó atropelladamente un librito azul que me recordó a un viejo Nuevo Testamento que estaba criando polvo en un trastero del Tossalet. Efectivamente, era un Nuevo Testamento que leyó con pasión apretándolo con los pulgares y el índice de ambas manos.La cosa olía mal, pero se puso peor cuando empezó a mecerse a ritmo descompasado con los frenazos de la buseta y cerraba los ojos repitiendo la última frase leída. "S'inmolarà" pensé, pero no llevaba mochila de suicida, y por la blusita, no parecía tampoco llevar un cinturón bomba.
De repente, la buseta dejó la 13 y encañonó la 45 para bajar hasta la 30 y ahí fue cuando apretó el detonador. Se levantó como un resorte, se giró a la multitud de la parte trasera y gritó "el señor ha llegado". El conductor se giró repentinamente preguntándose "¿cómo? ¿y entró sin pagar?". Al rato, tras varias giradas de cabeza, comprendió que era uno más de los que se le cuelan para pedir algo, pero no se le quitó la cara de atónito porque no entendía que ella hubiera pagado pasaje.
Yo me bajé en la 30 mientras ella seguía gritando "la palabra del Señor permanece, es inmutable , es eterna y les llevará al reino de los cielos". Yo oía la música "Convertidos en paganos subiremos a algún monte a meditar, a adorar becerros de oro y quemar barras de incienso en un altar. Comeremos las raíces de las plantas que más nos hagan soñar; para interpretar el mundo, suponiendo que haya algo que interpretar. "